Si estamos bien, convivimos bien con el mundo.
Cada día por las mañanas, al despertar ¿te haces esta pregunta?
Poder plantearnos cómo estamos, explorar nuestros sentimientos y emociones es un paso fundamental para el crecimiento personal, beneficiando esa conexión con nuestro propio interior, para preguntarnos qué queremos realmente y qué es aquello que nos brinda felicidad.
¿Qué vas a encontrar en este post?
- Autorreflexión: el arte olvidado.
- La puerta al bienestar emocional.
- Pasos para crear hábitos de autorreflexión.
Autorreflexión: el arte olvidado
Actualmente, nuestro estilo de vida, nos ha llevado a ir corriendo tras el reloj. Trabajo, autopista, reuniones, escuela, actividades de los niños… vivimos conectados a nuestro móvil, a las notificaciones. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos viviendo nuestras vidas de forma inconsciente.
Poco a poco fuimos olvidando el arte de la autorreflexión, cada problema o conflicto que tenemos, siempre resulta más fácil culpar a los otros de nuestros inconvenientes.
El “arte perdido de la autorreflexión” es el origen de muchos vínculos disfuncionales en las relaciones familiares, el causante de que se rompan relaciones afectivas y de los conflictos que surgen y se enquistan en muchos entornos laborales.
Si no disponemos de ese pensamiento activo para cuestionarnos ciertas situaciones, seguramente nos sentiremos todo el tiempo insatisfechos.
Es necesario ser capaces de comprender las propias emociones, de reconocer y responsabilizarnos de nuestras acciones y aprender de nuestros errores y sus consecuencias, para poder de esta forma ser más conscientes y más felices.
La puerta al bienestar emocional.
Muchos de nosotros nos hemos encontrado en situaciones en las cuales nos hemos planteado la necesidad de viajar o de realizar algún tipo de retiro para poder conocernos en profundidad.
Lo cierto es que no es necesario cambiar de espacios para hacer una introspección a nuestro propio ser, ya que la realidad es que vayamos a donde vayamos siempre seguiremos siendo los mismos. El conocimiento está en nuestro interior y parte directamente de la autorreflexión.
Asimismo, es oportuno comprender que esta capacidad no se aprende ni un día ni en dos. Es un proceso madurativo donde poder ver nuestra realidad desde diferentes cristales, ahí donde ser capaz de hacernos preguntas desafiantes para abrir la mente, para cuestionar todo aquello que nos rodea, e incluso a nosotros mismos.
La autorreflexión es el motor del crecimiento personal, un viaje para el cual todos tenemos un boleto y el final del camino es lograr el bienestar emocional.
Pasos para crear hábitos de autorreflexión
- Saber parar.
El primer paso para crear hábitos de autorreflexión es el de parar, centrarnos en el aquí y ahora. Llegar a hacer una especie de balance de qué estamos haciendo ahora y las razones por las que lo estamos haciendo. Es la primera parte del ciclo que hay que seguir.
- Práctica.
na de las mejores formas de acercarnos a nosotros mismos, de aceptar las cosas que nos pasan y de vivir en el presente es practicar la meditación. Gracias a la técnica del mindfulness recordaremos que somos seres principalmente emocionales.
El objetivo es pensar, reflexionar sobre nuestra actitud y sobre aquello en lo que podríamos mejorar, siempre centrándonos en nosotros mismos. Los ejercicios de mindfulness nos ayudan a abrir nuestra mente, sanar de las heridas emocionales y ser conscientes de las consecuencias que puede tener lo que hacemos, tanto para nosotros, como para los demás.
- Ejercicio de conciencia emocional.
A continuación observaremos algunas preguntas que pueden ayudarnos a impulsar una autorreflexión. Responderlas puede llevarte a sentir que no te comprendes a ti mismo, que no te conoces. Pero el camino es el autoconocimiento.
¿Estoy usando mi tiempo sabiamente?
¿Estoy dando algo por sentado?
¿Estoy empleando una perspectiva saludable?
¿Estoy viviendo fiel a mí mismo?
¿Me despierto por la mañana listo para empezar el día?
¿Estoy teniendo pensamientos negativos antes de quedarme dormido?
¿Estoy poniendo suficiente esfuerzo en mis relaciones?
¿Me estoy cuidando físicamente?
¿Estoy dejando que los asuntos que están fuera de mi control me estresen?
¿Estoy logrando las metas que me he propuesto?
Tomarnos en serio y responder estas preguntas, pueden ayudarnos a comprender nuestro día a día, cómo nos tomamos las situaciones, cómo podemos gestionar lo que nos hace mal, si estamos orgullosos de ello, o hay algo que queramos cambiar.
Teniendo siempre presente, que la vida, es un constante aprendizaje.